EL PRIMER PETIT VERDOT VARIETAL

 
Siempre he sido aficionado a la historia y, consecuentemente, a la de la viticultura, así que cuando leí en la espléndida Historia del Vino del escritor inglés Hugh Jonson que la mejor variedad cultivada en la Tarraconensis romana –que hoy incluye Tarragona, Aragón, Navarra y Rioja- se llamaba Vitúrica y que aún pervivía en Médoc (Burdeos), donde fue llevada por las legiones romanas, decidí saber más.
Emile Peynaud, el célebre profesor de enología de Burdeos, me dijo que los viticultores mayores aún llamaban Vidure al Petit Verdot, una casta minoritaria que aun incluyen en proporciones mínimas los Grand Crus de Médoc. Así que en marzo de 1983 entramos juntos en la espléndida sala de crianza de Chateau Margaux, que Peynaud elaboraba entonces, y catamos una barrica de Petit Verdot 1982 puro: quedé impresionado por su personalidad, potencia y finura, pero me advirtió: esta cosecha es excepcional, así que no podremos probar otro como éste en los próximos veinte años; es una variedad que normalmente no madura bien en Burdeos. Le pregunté: y si la llevo de vuelta a su país de origen, donde se cultivaba hace dos milenios? Movió la cabeza, negativamente.
Casi diez años más tarde (1992), decidí plantarla en Valdepusa. Michel Rolland me advirtió que probablemente, sería necesario ensamblar minoritariamente el vino producido con Cabernet Sauvignon. En 2004 apareció en Valdepusa una bella Master of Wine inglesa y le propuse catar mis primeras barricas de Petit Verdot. Me miró a través de la copa clavándome sus ojos grises: si lo embotella solo, se lo compro todo. Acepté hacerlo y venderle el 50%. Veinte siglos después había renacido en España un varietal puro de la mítica Vitúrica. Hoy ya hay 1000 hectáreas plantadas, la mayor extensión de Petit Verdot del planeta.
Carlos Falcó
Marqués de Griñón
Noviembre, 2009