CAMBIO CLIMÁTICO Y VINO

Las investigaciones de científicos y expertos indican que el cambio climático ya ha empezado a tener un impacto en la mayoría de las regiones vinícolas de todo el mundo, debido al aumento de la temperatura media máxima y mínima, con más radiaciones ultra-violeta de tipo B (UV-B). Hay variaciones en el ciclo del agua, cambios en los parámetros fenológicos y enológicos, así como alteraciones en los patrones de las plagas y enfermedades que afectan a las viñas. Los vinos también han comenzado a cambiar sus estilos característicos en relación con el terruño, con niveles de alcohol más altos, menos acidez y la pérdida de carácter varietal, de aromas y de elegancia. El cambio climático también está afectando al equilibrio químico y microbiológico de muchos vinos.
La literatura y los datos recogidos demuestran que las temperaturas y la radiación UV-B están aumentando en la mayoría de las regiones. La temperatura del aire es probable que aumente en muchas de estas regiones durante el siglo XXI como consecuencia del calentamiento global. Los estudios muestran que el aumento podría ser de aproximadamente 3,5 ° C para finales de este siglo. Este aumento no sería uniforme en el espacio o en el tiempo, siendo más notable en verano que en invierno y mucho mayor en el interior que en la costa.
Una menor disponibilidad de agua y la sequía son una amenaza grave para la viticultura en la mayoría de las regiones. Esto se debe al aumento de la evapotranspiración, debido a las altas temperaturas y a la disminución de las precipitaciones. Los estudios sugieren que hay una reducción en el número de días de lluvia, lo que, combinado con un aumento en la precipitación total en ciertas regiones, implica un aumento de la intensidad de las precipitaciones. Los pronósticos también apuntan hacia temperaturas máximas más altas, más días calurosos y el aumento de la evaporación durante el verano, con el consiguiente riesgo de sequías.
El aumento de la temperatura, especialmente en primavera y verano, ha empezado a modificar el ciclo fenológico de las plantas, más notablemente durante la última década. Es generalmente aceptado por la mayoría de los productores que el ciclo vegetativo en muchas regiones se ha acortado con una fecha de vendimia adelantada. Esto es común en la mayoría de regiones productoras de vino, aunque más evidente en el hemisferio norte. Los datos fenológicos demuestran claramente que el ciclo vegetativo se acorta a expensas de un período más estrecho entre la floración y el envero, resultando en una fecha de cosecha adelantada.
Algunos de los parámetros enológicos registrados sobre todo durante la vendimia han comenzado a cambiar en los últimos 8 a 10 años, especialmente el grado de alcohol potencial. Una acumulación rápida y excesiva de azúcar en las uvas da como resultado una madurez fenólica pobre con la pérdida potencial del carácter varietal y la complejidad aromática en el vino. Los datos confirman que los niveles de alcohol están aumentando debido a las altas temperaturas. El aumento de temperaturas también da como resultado una acidez baja, lo cual quita frescura al vino, reduce su poder de guarda y puede aumentar el rieso de contaminaciones microbiológicas.
Una fecha de vendimia adelantada debido a temperaturas más altas da como resultado el que las uvas lleguen a la madurez alcohólica mucho antes y con mucha rapidez. Debido a que se acorta el ciclo de crecimiento las uvas no tienen tiempo para desarrollarse y alcanzar una maduración aromática adecuada. En esta etapa las uvas todavía tienen una piel y semillas inmaduras las cuales son ricas en compuestos que imparten un carácter herbáceo al vino, con mayor astringencia y amargura. La falta de madurez fenológica también se traduce en la falta de complejidad aromática, elegancia y finura.
Los impactos previstos relacionados con el cambio climático muestran que la situación del sector vitivinícola cambiará drásticamente en los próximos 30 a 50 años. Las temperaturas seguirán aumentando, con diferentes patrones de precipitaciones y de evapotranspiración que tendrán como resultado una considerable sequía y estrés hídrico para la mayoría de las plantas. Se prevé un exceso de horas de luz solar y en la mayoría de las regiones en que hoy crecen un determinado tipo de variedades tendrán que adaptarse a nuevos varietales y a un modelo climático diferente. Es importante que los viticultores y bodegueros de todo el mundo admitan que el clima está cambiando, ya que cuanto antes comiencen a adaptar sus prácticas vitícolas y enológicas, será más fácil y menos costoso.
Pancho Campo
Master of Wine