Recuerdo aún con temblor la primavera que decidí hacer un giro hacia la viticultura ecológica: mildiu, oidio, excoriosis, erinosis, langostas....parecía que todo ser vivo se hubiera percatado de la existencia de nuestro viñedo!!!!
Y parecían tener hambre.
Pero ninguno se convirtió en plaga. Y tampoco en la segunda, ni en la tercera.....ni en las sucesivas primaveras, ni en los veranos, ni en los otoƱos.....
En cambio las arañas, las crisopas, los saltamontes y otros pequeños insectos se multiplicaban milgrosamente hasta no dejar ni un espacio biológico libre.
Pero el recuerdo más impactante sigue siendo la explosión de olores y sonidos inundando el aire....Estábamos reconquistando un equilibrio perdido.
Durante todos estos años he tenido el privilegio de ser testigo de la capacidad de recuperación de un suelo, del poder mágico de la materia orgánica, he descubierto el secreto oculto de las denominadas "malas hierbas", y he vislumbrado los entresijos de ese concepto tan oído que es la Sostenibilidad. Pero sobretodo me he dado cuenta que este es un camino sin retorno, y que somos muchos los viticultores que asumimos la responsabilidad de consevar y enriquecer nuestro paisaje, de fertilizar nuestros suelos para generaciones futuras, de mantener y nutrir los equilibrios naturales de nuestros sistemas agrarios, de emplear y valorar las manos de hombres y mujeres y de transmitir nuestra manera de entender uno de los oficios más bonitos y placenteros de este mundo : contar cuentos a través de una botella de vino.
Y que este viaje y este cambio seguirá siendo posible gracias a todos los consumidores que nos acompañan, que nos beben, que apuestan con cada botella, por proyectos sostenibles y ecológicos. Porque el consumidor tiene el verdadero poder de decidir el rumbo de nuestra sociedad. Lo decidió con el boicot a los productos catalanes, o cuando apostó por permitir el desarrollo de nuevas denominaciones de origen, o cuando abrió las puertas de su casa a vinos de más allá de nuestras fronteras. El turno de la sostenibilidad está ahora en sus manos. Mandamos un sms?
Sara Pérez
Enóloga